En un fin de semana lleno de arquitectura y muchos espacios nuevos. Destacamos el gran trabajo que tiene el evento abriendo diferentes lugares a la gente con el fin de generar nuevas experiencias;
Pero analizando más en profundo y luego de presenciar el evento, hay que destacar el trabajo más chico, esos edificios de escala humana, edificios que nos rodean todos los días esos, es ahí donde el evento en verdad muestra su fuerte y su idea creadora de apelar a la curiosidad.
No solamente por ser lugares que verdaderamente nos cuesta imaginarnos visitarlos, sino también por la calidad que se encuentra al conocerlos. Donde la palabra “visita” calza perfectamente al rol del concurrente; donde en muchos casos encontrábamos a los mismos dueños o arquitectos. Esto nos hace olvidarnos del evento y nos permite transportarnos a una situación más personal, ubicándonos en la piel y en el punto de vista y la experiencia de diseñar o vivir esa arquitectura.
Esto sumado al valor del detalle centímetro a centímetro y a los grandes espacios, hace que las sensaciones se multipliquen y la percepción de todos los detalles sea posible.
Por suerte Open House piensa en todos los gustos al momento de recorrer y visitar, sea que estemos buscando un enfoque más histórico, visual, el evento se luce con un gran catálogo de obras, tan emblemáticos como el mismo Palacio Barolo, o el mismo Edificio Bencich con sus grandes cúpulas como el emblema de Buenos Aires clásica. Si nuestra búsqueda es más del entender la ciudad en su máxima expresión tenemos obras que nos permiten entender la gran escala de nuestra buenos aires, con grandes miradas panorámicas de la ciudad, esto lo pudimos ver en obras como la Torre IBM de gran valor por su arquitecto, Mario Roberto Álvarez, pero donde verdaderamente se lucio fue la torre república con su helipuerto como mirador con una proporción repartida entre ciudad y rio que pocas veces vemos.
Una excelente oportunidad para entrar en mundos que sospechamos, pero no conocemos.
Ramiro Zubeldia
Volviendo al principio, tenemos obras humanas sensibles y de gran carácter, que nos muestra el potencial de la arquitectura y lo que nos puede llegar a transmitir. Casi generándonos una pequeña envidia y ganas de vivir espacios como esos; en estos casos tenemos el Edifico Ravignani con sus viviendas que cambian totalmente dependiendo su ubicación en el edifico y como perla y cierre su penhouse con dobles alturas y espacios totalmente comunicados entre sí.
Cambiando un poco de rubro pero con igual calidad espacial tenemos los Estudios Bubble donde encontramos una obra que se trata de la intervención de Edificios anteriores, que se empiezan a comunicar a través del patio corazón del edifico, esto sumado a un carácter mono material que resaltan sus patios interiores y aberturas al exterior.
Estudios Bubble donde encontramos una obra que se trata de la intervención de Edificios anteriores, que se empiezan a comunicar a través del patio corazón del edifico…
Todo esto es difícil de lograr sin una gran organización del evento que cada año nos sorprende más y más. Principalmente por la gente que los conforma, arquitectos, organizadores y voluntarios que dan todo para transmitir esto que muchos definen como una pasión y otros como arquitectura.
Open House fue La posibilidad de ver el interior de lo que durante años contemplé solo de afuera.
Martin Hernandez
Especial agradecimiento al arquitecto Ramiro Zubeldia por sus palabras y a Martin Hernandez por su colaboración con imágenes del evento y por fomentar nuestra querida Ciudad de Buenos Aires.
Apasionado por la arquitectura y el diseño como herramienta para llegar a las personas con lo que nosotros somos en una forma expresiva. «La arquitectura es nuestro habitad y el diseño es quién lo nutre»