Marcelo Pérez Dalannays es un diseñador independiente chileno que empezó a dibujar desde los cinco años. Hoy no solo nos hace reír con sus ilustraciones, sino que con su página Grafiscopio ayuda a jóvenes diseñadores en aspectos legales y profesionales a la hora de salir al mundo laboral.
- Nombre: Marcelo Pérez Dalannays
- Edad: 41
- Profesión: Diseñador gráfico e ilustrador
- Hobbies: dibujar, escribir, redes sociales, música (toco 3 instrumentos y canto), fotografía y paseos en bicicleta.
- Referentes: Tex Avery, Chuck Jones, Hank Ketcham, Albert Uderzo, Shane Glines, Jordi Labanda, John Kricfalusi, Jim Smith, Mike Fontanelli, J. Bradley Johnson, Gary Taxali, Helge Reumann, Ryan Heshka, Thorsten Hasenkamm, Gary Baseman, Pepo, Lukas, Edmundo “Mondo” Searle, Percy, Coke y ahora último, Louie del Carmen
- Canción favorita: “It’s your thing”, de los Jazz Crusaders
Lugar en el mundo: Santiago, Chile.
- ¿A qué edad fue tu primera conexión con el dibujo? ¿Por qué elegiste la carrera de diseñador gráfico? ¿Cómo tomó tu familia la decisión de estudiar esa carrera?
Según el álbum de fotos familiares (que rayé entero) empecé a dibujar a los 5 años y de ahí no paré más. Aterricé en diseño tras una desorientación vocacional que me llevó a estudiar 1 año de Arquitectura, creyendo que mi habilidad para dibujar tenía algo que ver con edificación. En diseño encontré un lugar más afín donde podría concretar mis sueños (o los de esa época): dibujar una tabla de skate, una carátula de disco y el estampado de una camiseta. Mi familia apoyó la decisión, quizás porque no tenían muy claro qué hacía un diseñador. Y yo tampoco.
- ¿Tuviste alguna situación en donde desvalorizaron tu trabajo como diseñador?
Varias, desde el trato hasta el pago. Apenas egresas de la universidad te das cuenta de que la sociedad (incluyendo a tu pareja) y el mercado entienden al diseño como un oficio meramente decorativo. Pero esto pasa también porque los propios diseñadores no saben exactamente qué aportan a la sociedad, la cultura o la empresa. Cuando acumulas experiencia y conocimiento, la cosa cambia.
- ¿Cuándo te diste cuenta que tu carrera estaba yendo en auge?
Cuando empecé a vivir de esto (de dibujar): fui armando una cartera de clientes grandes que llegaban por recomendación de terceros más que por alguna campaña promocional de mi parte (es más, casi nunca he “golpeado puertas”), y empecé a ganar más dinero como ilustrador independiente que como diseñador empleado.
También me gustaría haber sabido a los 20 lo que sé a los 40 sobre negociación, derecho de autor, tributación. Por eso fundé Grafiscopio: para evitar que un recién egresado tropiece donde yo tropecé.
- A lo largo de tu carrera, si tuvieras que volver hacia atrás ¿Cambiarías algo?
Me hubiese gustado ser más sociable en mis años de estudiante. Yo era el típico artista introvertido, huraño. Con los años aprendes que una red de contactos es determinante para tu carrera -sobre todo si eres freelancer- y por ello es mala idea ser antisocial: estás matando oportunidades de negocio a futuro. También me gustaría haber sabido a los 20 lo que sé a los 40 sobre negociación, derecho de autor, tributación. Por eso fundé Grafiscopio: para evitar que un recién egresado tropiece donde yo tropecé. Así ganamos todos.
- ¿Qué recursos utilizas a la hora de crear tus ilustraciones? ¿Cómo es el proceso de estas?
Básicamente Photoshop y mi vieja tableta digital. Hace tiempo dejé de lado el papel. Lo que hago es concebir una idea, anotarla y desarrollarla uno o dos días después como boceto digital. En seguida paso en limpio y agrego efectos para dar a la imagen final un toque de revista antigua (el típico tramado offset de la vieja escuela, con patrones de medio tono), pues aunque amo el medio digital no me gusta que las ilustraciones se vean “plásticas”, sintéticas. Supongo que es mi forma de rendir homenaje a los medios tradicionales de dibujo e imprenta. Dependiendo de la complejidad, una ilustración me toma entre 4 a 12 hrs.
- Seguramente recibís muchos comentarios en las redes sociales sobre tu trabajo ¿Esto influye a la hora de sentarse a crear, o no?
Sin duda. Soy obsesivo y leo todo lo que comentan mis seguidores. A veces tomo en cuenta sugerencias y críticas, porque sirven para ir puliendo mi contenido y línea editorial, al tiempo que indican por dónde va el gusto masivo (lo que ayuda a ganar seguidores), pero tampoco me siento condicionado por esto ni por complacer. Mi obra es a fin de cuentas el medio por donde expreso lo que pienso o en lo que creo, y también debes filtrar el asunto de las interpretaciones, que están a la orden del día y dependen mucho de la sensibilidad y experiencias de cada quien. A veces me critican personas que leyeron la ilustra de manera rotundamente ajena a mi intención o interés, y de eso no puedo hacerme cargo.
- ¿Qué es Grafiscopio?
Es un portal de consulta en línea que recopila información legal (laboral, derecho de autor), comercial (gestión, tributación) y metodológica (cobro, negociación, desempeño) sobre gráfica, artes visuales y audiovisuales. Orientado tanto a profesionales como a estudiantes, pero con énfasis en el segmento freelance. Básicamente reúne todo eso que no te enseñan en la universidad y que es fundamental para vivir de lo que haces como artista gráfico. Además, en sus redes sociales (Facebook y Twitter) transmite noticias y datos relacionados con el quehacer de este sector creativo.
- ¿Cómo crees que está posicionado el diseño en Latinoamérica?
A nivel academia, asociaciones profesionales y empresa (en ese orden), hay presencia y va creciendo, pero a nivel freelance falta mucho. Continuamente recibo comentarios de seguidores de toda la región, agradeciendo mi labor con Grafiscopio y confesando que desearían tener algo así en su país. Por un lado es halagador, pero también una señal elocuente sobre la precariedad o desamparo con que ejerce el artista gráfico independiente latinoamericano, que es un segmento muy numeroso.
- ¿Pensás en algún momento retirarte de esta profesión?
Difícil, porque es lo que más disfruto y mi principal fuente de ingresos. Eso sí, ya tengo 40 y no quiero pasar la segunda mitad de mi vida trabajando por encargo. De eso quiero jubilarme tan pronto como pueda y ya estoy haciendo planes para generar ingresos pasivos, saltar de un modelo de servicios a uno de productos, donde pueda vender mis ilustraciones directamente a seguidores, sin instrucciones ni intermediarios. No creo que sea más fácil que el trabajo por encargo, pero es mi meta y mi idea de triunfo.
Sin duda resulta tentador clamar contra el burgués ignorante; sin embargo, no debería olvidarse que es él quien nos paga y que (aparentemente, al menos) lo hace por servicios que desea ver prestados… Dar al público lo que no quiere y, a pesar de todo, esperar su apoyo: ahí tenemos una extraña pretensión que no es infrecuente, sobre todo entre los pintores. El principal deber de un hombre en este mundo es mantenerse a sí mismo; si lo hace, puede entregarse a la excentricidad que prefiera, pero sólo entonces
- ¿Qué consejo le darías a las personas que sufren constantemente la desvalorización de su trabajo o que no se sienten apoyados por la sociedad?
Primero, que no se desanimen porque el valor se construye, no sale del sombrero del mago. No hay creativo que no fuese despreciado al comienzo. Segundo: que la valorización y apoyo de la sociedad están estrechamente vinculados a un servicio, a la expectativa por parte del público de que recibirán algo útil o necesario. Sin esto nuestro arte siempre será visto como capricho egoísta o hobby, y con justa razón. Como dijo R. L. Stevenson en su libro “En defensa de los ociosos” (1877): «Sin duda resulta tentador clamar contra el burgués ignorante; sin embargo, no debería olvidarse que es él quien nos paga y que (aparentemente, al menos) lo hace por servicios que desea ver prestados… Dar al público lo que no quiere y, a pesar de todo, esperar su apoyo: ahí tenemos una extraña pretensión que no es infrecuente, sobre todo entre los pintores. El principal deber de un hombre en este mundo es mantenerse a sí mismo; si lo hace, puede entregarse a la excentricidad que prefiera, pero sólo entonces.»
Finalmente, aconsejaría que estudien, que investiguen cómo protegerse y de qué forma su creatividad puede tener un impacto concreto en la sociedad, la Cultura o en el negocio del cliente. En Grafiscopio entrego muchísima información que si sabes aplicar o asociar a tu trabajo, puede ser un trampolín para tu valorización, porque demuestra objetivamente la utilidad (no solo comercial) de lo que haces, y que va mucho más allá de un lindo dibujito.
Maquilladora, dueña de #FedraShowroom y estudiante de Diseño del Instituto Roberto Piazza. Me encanta ascesorar a las personas sobre como vestirse y asesorar emprendimientos en la parte del Marketing y Relaciones Publicas.