El vestir espontáneo

¿Qué esconde la curiosidad? ¿Qué existe en el olvido? ¿Qué hay detrás?

El regocijo de rescatar la historia, develar lo antaño y lo que no nos cuentan: imaginarlo. Cada intriga que se expresa renueva la vida de lo que ya nadie habla, nadie pregunta. Es darse el lujo de salvar lo moribundo al objetarlo. Un conocer las causas y creer en las consecuencias ¿Que pasó en los años 60? ¿Qué muere y qué nace?

¿Qué se vivió la década anterior? ¿Qué se ahoga cuando la cintura se ajusta y los corpiños entorpecen? ¿Cuántas emociones aprietan y se callan, se olvidan, se sujetan? ¿Hasta cuándo desnaturalizarse? Labios teñidos de rojo y un maquillaje que desborda. Tacos aguja para alterar elegancia. ¿Y qué hay de los cuerpos voluminosos y la sensualidad de las curvas? Caderas y bustos pronunciados que dibujan una silueta reloj de arena. El “New look” como furor y una Marilyn Monroe como mito revelación.

¿Y qué se siente por estar disconforme? ¿La mujer será eternamente ama de casa resplandeciente? ¿Su belleza estará solamente dispuesta para el hombre? Hay motivos que cansan, apariencias que agotan y sensualidades que repelen. Lo excesivo repele. ¿Qué ocurre cuando la artificialidad de los 50 deja su vigencia? Agota, aburre y repele al extremo para caducar. Porque con aires relajados de la posguerra la mujer volvió al hogar, volvió a mirarse un poco más para producirse y encantar. Tras las turbulencias de una época se renuevan los aspectos de una sociedad que siente asfixia. Nacieron muchas importancias: maquillaje, joyas, accesorios, pelo impecable. Mucho pensar qué con qué, para combinar. Pero érase una vez que los paradigmas desencajaron con las almas de entonces, con las necesidades de una época. Y érase una vez que lo establecido explotó. Nuevos protagonistas, nuevos mercados y nuevas rebeldías. Hay cambios en las miradas y los rostros se rejuvenecen en el optimismo que comenzaba a latir. A la creatividad la hicieron divertir y a la libertad la sacaron a bailar! Todo invadía las almas, la psique, los cuerpos, la vida cotidiana.

La revalorización fue de la mujer y la inspiración se reinventó en la juventud. Estos segmentos, a quienes los sucesos del pasado denegaron, pegan un grito en el cielo. Salieron a la luz como una independencia para vestir las calles. Se percibió un vibrar que desmoronaba los conceptos junto a chisporroteos de alegría por conquistar lo inexplorado. Se percibió un olvidar la opulencia de la alta costura para rescatar cosas del viejo ropero, para industrializar lo que gusta más. Un pret-a-porter para alivianar… Ufff… el hombre también se relaja y elige. Esta vez empieza a simplificar los detalles, vestir menos pesado con materiales ligeros, y calzarse un buen vaquero. Un salir a la calle espontáneo, con movimiento, más liviano.

Una moda rupturista dictaba la historia más explosiva del siglo. Tan rupturista que se llegó a hablar de anti-moda. El no volarse los sentidos en cada cambio de temporada o seguirlo como mandato no era ser pobres, era ser libres. Tan libres para elegir, tan libres para individualizarse. Fue así que la autenticidad reinó en contra del capitalismo imperante al volcarse en la vestimenta Hippie: mujeres que se despojan del corpiño, de la obsesión por los peinados y de las pinturitas de la cara. Hombres simples, andróginos, de pelo bien largo. Pantalones acampanados, faldas largas, indumentaria bien holgada y el blue jeans. Batik, collares, artesanía, muchos colores y un rock/pop psicodélico. Eran libres para elegir, tan libres para amar y con tantos ideales para cantar. There´s nothing you can do that can´t be done. La música develaba verdades, el teatro las recreaba, el cine invocaba a la imagen y la indumentaria todo lo reflejaba. Los años sesenta con apariencia Unisex, de vestir cuellos cerrados y piernas bien libres. Érase entonces que el acento enfocaba las piernas femeninas, como niñas. Y para finalizar, un maquillaje natural. Labios pálidos y pestañas kilométricas como juego de seducción. El encuadre estaba totalmente en la intensidad de las miradas que hasta las revistas lo reflejaban en sus portadas.

Y la moda suele olvidar muchas cosas. Se perdieron los status sociales porque se buscaba golpear las puertas de todo hogar. Les tocaba el silencio al poder y a la fama, porque la calle gritaba qué se usaba.   ¿Qué tendencias brotaban? ¿Desde dónde? ¿Quiénes estaban detrás? Londres, la ciudad cuna. Los Beatles con su “aspecto inglés”,   y la ola musical del swinging London. André Courreges, creador del estilo espacial con mirada futurista: mucho blanco, mucho plateado; creador de la minifalda popularizada por Mary Quant. ¡Mary Quant! Ella liberó las piernas en 1965 y con su pelo corto marcó tendencia. Twiggy, popular modelo, de piernas ultradelgadas, pelo rubio a lo garcon y ojos intensos al “estilo mod”. Twiggy, quien reflejó cierta audacia e invadió las gráficas. Paco Rabanne, la innovación en lo no tradicional con el vestido descartable de papel y fibra de nylon, el vestido sin costura, entre otros experimentos. Rudi Gernerich quien liberó el movimiento lanzando el monokini. Y un Yves Saint Laurent como “una verdadera visagra entre la moda de ayer y la actualidad”, con las transparentes blusas “seethrough”, los vestidos inspirados en el arte de Mondrian y un esmoquin con silueta de mujer.

Algunos de los Iconos de Estilo de los años 60

Un mezcleté para elegir: Swinging London. Mirada futurista. Minifalda. Estilo mod. Innovación. Liberación. Transparencias. Esmokin. ¿Qué tendencia vestirías hoy? “Puedes aprender a ser tu mismo con el tiempo. Es fácil. All you need is love”

Cuestión… ¿Qué nos susurra esta historia? ¿Qué nace desde lo más profundo de las encrucijadas?
Tras un espíritu anti-bélico y un halo de paz, la cultura del vestir desvarió las reglas de la opulencia para desencadenar sentimientos que ejercían cierta pulsión dentro. En consecuencia, crecen almas contestatarias que abren una década libre. El vestir espontáneo. Tras los cuestionamientos de toda una generación surgen cambios que son revolución. Interrogarse fue buscar la llave de emociones que aprietan y se callan, se olvidan, se sujetan. ¿Qué existe en el olvido? Y ¿Cuánto dura el olvido? ¿Cuánto tarda una tendencia en regresar? El tiempo de regresos tarda lo que el pasado amarra. Entonces, el cuestionarse es para reinventar, ser creativos, ser espontáneos. Imaginar lo ideal e invocar memorias para dar nueva vida. ¿Qué hay detrás del hoy? ¿Qué murió y que está naciendo? La bruma de preguntas se responden haciendo que las cosas sucedan o simplemente… “Let it be”.

 

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