La luz es el material común a todo, y por eso, no existe arquitectura sin ella, podríamos definir la arquitectura como un juego de volúmenes puros bajo el efecto de la luz y las sombras, así funciona la filosofía al momento de diseñar del arquitecto Campo Baeza, un diseño que siempre recurre a la luz como material creador de espacios por si sola.
Al trabajar con la luz como material suficiente de para crear un espacio, cada proyecto se desarrolla con una mínima cantidad de partes necesarias para crear obras llenas de espacios y sensaciones; Así es como la arquitectura despojada y efímera empieza a funcionar, con sus pequeñas partes que consiguen unirse para crear obras utilizando una sola operación de diseño, definiendo el espacio a partir de una idea independiente a cada proyecto que se desarrolla con la luz como herramienta para generar grandes casas y obras de todo tipo.


La arquitectura despojada y efímera empieza a funcionar, con sus pequeñas partes que consiguen unirse para crear obras utilizando una sola operación de diseño, definiendo el espacio a partir de una idea independiente a cada proyecto que se desarrolla con la luz como herramienta para generar grandes casas y obras de todo tipo.




En su sutileza también trabaja la monocromía, que podríamos relacionar y confundir a movimientos como el minimalista, que son meras formas de materializar un proyecto, pero en el caso de Campo Baeza va más profundo, ya que no se trata de una estética sino de una forma de pensar y trabajar con lo mínimo posible de elementos en sus obras, para destacar cada parte compositiva, generando la sutileza y precisión característica, como el color blanco, que funciona como un elemento troncal y unificador en la mayoría de sus proyectos, donde este color le funciona para transmitir una cierta ligereza, y a su vez le permite usarlo como telón de fondo a la luz, que nos hace entender los espacios que definen la totalidad del proyecto y su interrelación entre ellos.
La luz natural es parte fundamental de estas obras por su forma cambiante, cíclica, marcándonos los diferentes momentos del día y transmitiendo esta característica de cambio constante en los rebotes de luz dentro de la obra, Que se difunden por el lugar dándonos una armonía al momento que los conocemos.
La arquitectura, la buena arquitectura, percibe la necesidad de comunicación de la obra con la luz; llegando a la conclusión de que no hay arquitectura sin luz y no hay luz sin una arquitectura que la incluya.
El arquitecto cuando aprendió a manejar la luz, en ese momento, fue cuando pudo manejar el espacio que la rodea, no antes. Este material que nos envuelve y recibimos gratis de la naturaleza es fuente de vida y sensaciones que nos transportan; Muchas culturas identifican y asocian a la luz con una imagen de lo sagrado, por su capacidad de generar una tranquilidad absoluta, casi celestial, como sucede en las basílicas góticas, que no serían lo mismo sin la luz que penetran por sus vitrales de colores y recorren sus columnas y pisos de piedra.
Photos: Campo Baeza

Apasionado por la arquitectura y el diseño como herramienta para llegar a las personas con lo que nosotros somos en una forma expresiva. “La arquitectura es nuestro habitad y el diseño es quién lo nutre”